La cena de Navidad o Gwiazdka (Estrellita) en Polonia es la fiesta más emotiva de todo el año. Toda la familia se reúne en la mesa, se olvidan durante unas horas los conflictos entre las personas. Se siente un ambiente especial, se huele los platos tradicionales y se oye los villancicos que conocen todas las generaciones.
Esa noche es con diferencia lo que más echo de menos viviendo en el extranjero.
En los últimos años las Navidades empiezan a principios de noviembre cuando las tiendas comienzan a vender adornos y regalos. Pero tradicionalmente empezaban unas 3 semanas antes cuando se ponía las remolachas a fermentar para preparar luego barszcz z uszkami (barshch) – sopa de remolacha con pequeños raviolis rellenos con setas silvestres. Durante muchos años el día de Nochebuena estaba prohibido por la religión comer carne – la cena se hacía con pescado y verduras. De ahí han surgido una serie de platos tradicionales: barszcz, col fermentada con setas, arenques en nata o en aceite con cebolla, carpa en salsa o en gelatina, compota de frutas secas, piernik (bizcocho con especias), pastas con semillas de amapola o pierogi (empanadillas). Se trata de servir doce platos distintos, como los meses del año y la cena empieza cuando los niños vean la primera estrella en el cielo.
Unos días antes o la noche antes adornamos el árbol navideño con luces, pelotas de cristal adornadas a mano (en mi casa tenemos unas que se usaban en la casa de mi bisabuela) y cadenas. Los regalos los deja San Nicolas debajo del árbol y se abrirán acabada la cena.
Los villancicos son totalmente distintos a los españoles; se llaman kolędy y hablan del nacimiento de Jesús, de la Nochebuena o de los Reyes del Oriente. Son más del estilo de Noche de Paz, lentos, elegantes y bonitos.
El momento más emotivo, excepto cuando los niños reciben los regalos soñados, claro, es cuando, antes de cenar, todo el mundo coge un trozo de oblea y las personas, una por una, se felicitan entre ellas compartiendo sus obleas. Hay besos, abrazos y lágrimas, muchas palabras bonitas y mucho amor.
Otra tradición que lleva muchos años es la de dejar un plato preparado en la mesa con un sitio vacío. Esa noche nadie debería quedarse solo y sin comida, así que si alguien llama a la puerta y no tenga a donde ir, se le podrá ofrecer este sitio e invitar a cenar con la familia. Otra interpretación es que ese plato es para los que ya no están entre nosotros en este mundo.
La Nochebuena termina con la misa de las 12 de la noche, la gente se reúne en las iglesias y canta villancicos.
Los dos días siguientes, 25 y 26 de diciembre, son festivos. Los dos días quedamos con familiares más lejanos para comer y felicitarnos y aprovechamos para descansar y disfrutar de los regalos.
Os deseo a todos Feliz Navidad, que podáis pasar tiempo con vuestros seres queridos y que comáis muchos platos sabrosos.